Aunque aún se está de
vacaciones hemos de continuar.
Ahora, que ha bajado un poco el calor, seguimos con esta cuarta entrada, con la cual vamos a pasar el ecuador de ese gran legado de don Calisto Torres Herrera.
Con las fotos de esta entrada, he vuelto a ordenar los recuerdos que estaban llenos de polvo. Y, he de confesar, que tras encontrar muchas lagunas, lo que más me ha llamado la atención de todo, es la gran diferencia que hay entre lo que era la subida a Cánava con aquella carretera estrecha y llena de árboles, a lo que hay a día de hoy, carretera ancha casi sin arboles y con una gasolinera.
Entiendo, que la vida ha cambiado y por ello la población se ha de adaptar a los cambios, como puede ser ensanchando la carretera, pero considero que tendría que mantener la cantidad de árboles que yo recuerdo, no porque estos sean mis recuerdos sino por lo necesarios que hoy son los árboles para la vida.
La cascada, siempre bajaba llena de agua, había una acequia que atravesaba la lonja desde la casería de don Andrés hasta la carretera, Ahora, en mis últimos viajes casi siempre la he visto sin agua.
También, sigue en mi memoria un recuerdo imborrable. Aquel gran árbol que estaba junto al pilar, con un tronco impresionante del que no he tenido la suerte de poder ver en ninguna foto.
Ahora, que ha bajado un poco el calor, seguimos con esta cuarta entrada, con la cual vamos a pasar el ecuador de ese gran legado de don Calisto Torres Herrera.
Con las fotos de esta entrada, he vuelto a ordenar los recuerdos que estaban llenos de polvo. Y, he de confesar, que tras encontrar muchas lagunas, lo que más me ha llamado la atención de todo, es la gran diferencia que hay entre lo que era la subida a Cánava con aquella carretera estrecha y llena de árboles, a lo que hay a día de hoy, carretera ancha casi sin arboles y con una gasolinera.
Entiendo, que la vida ha cambiado y por ello la población se ha de adaptar a los cambios, como puede ser ensanchando la carretera, pero considero que tendría que mantener la cantidad de árboles que yo recuerdo, no porque estos sean mis recuerdos sino por lo necesarios que hoy son los árboles para la vida.
La cascada, siempre bajaba llena de agua, había una acequia que atravesaba la lonja desde la casería de don Andrés hasta la carretera, Ahora, en mis últimos viajes casi siempre la he visto sin agua.
También, sigue en mi memoria un recuerdo imborrable. Aquel gran árbol que estaba junto al pilar, con un tronco impresionante del que no he tenido la suerte de poder ver en ninguna foto.
De esta foto, solo conozco a Don Antonio Piñar y
el sargento de la guardia Civil. Creo, que uno de los otros, es
el Maestro. El lugar donde se hizo, por mas vueltas que le he dado no consigo
recordarlo.
Esta es, una bonita foto de parte del pago del monte. Al fondo, están aquellos almendros de mi familia, donde pasé tantas mañanas del mes de agosto, en compañía de mi padre , durante tantos años, cogiendo almendras.
No podemos olvidarnos de
la sierra, que por cierto, en esta imagen no se distingue la Cruz de
la Atalaya, una de las insignias del pueblo.
En esta foto,
tenemos cuatro de las mismas personas que aparecieron en una foto anterior y la
presencia de dos sacerdotes. Hemos de suponer que eran parte de las autoridades
de aquel tiempo.
Como olvidar aquellas cuevas de arena amarilla, recuerdo dos, en su día la tapiaron, tampoco
se pueden olvidar aquellas charcas llenas de juncos, con los famosos
peces cabezones, lugar donde hoy están los surtidores de la gasolina.
Esta foto se hizo desde
la carretera, justo donde hoy está la gasolinera. Podemos observar la gran diferencia que hay en el estado de la carretera, y también la gran cantidad de
árboles centenarios que había a ambos lados de la misma.
Quiero pensar que es de los primeros años de la
construcción del parque. Reconozco, que yo, de lo antiguo, me acuerdo muy poco. Solo de las cuatro moreras que había sueltas pasada
la fuente de ahora y aquellos asientos de obra.
Cuantas fotos se han ido haciendo con el paso
de los años desde este lugar. La puerta de las cojichas o también llamada la de María Montiel, con ese centro tan particular donde descansan muchos de nuestros seres querido, y todo ello rodeado de ese mar de olivas.
Otra de los grandes insignias de Cánava, La
Cascada. Quien de nosotros siendo niño no entro por el barranco del goligno y salió por la
cascada.
Mismo fondo que una de las anteriores, el
cementerio y ese mar de olivas. Pero, esta se hizo desde otro lugar, yo diría, que desde lo que nosotros llamamos la oficina de Bartolo o la casa de Juan el de
las Ramblas.
Una de las entradas a la lonja, al fondo la casa
de los ermitaños, y ese famoso árbol. El cual, la última vez que estuve en Jimena, por suerte, aun
estaba. Cuantas veces habrá tomado la sombra " Melchor el diablo" debajo de él. Precisamente, este es mi último recuerdo del árbol y de él, últimamente mi viaje de retorno a casa tiene su comienzo en Cánava.
Repetiré un comentario
muy similar, ¿cuántas fotos se han tirado desde el parque, encima del lavadero
junto a aquella acacia medio seca ?. Seguro que María Luisa Amezcua
Lanzas y su hermana Cati podrían describir este lugar con pelos y señales.
Esta sí que la hizo don Calixto desde su casa. Bien desde la entrada al castillo o bien desde aquella ventana en la cual, doña
Pepita pasaba largos ratos junto al brasero. Al fondo, se puede ver la famosa imprenta, casa
que yo nunca vi abierta. A la izquierda, uno de los famosos álamos negros centenarios. Que también recuerdo con mucho cariño,
cuantas veces intentábamos subirnos.
Bailes en la Lonja. De ellas, solo conozco a Nani
Molina Cárdenas, Maribel Ruiz Lanzas y al inconfundible Amador. Recuerdo bien aquel día de primeros de los años 60, donde la prima hermana de mi madre, Dolores, que era hija de Catalina y Juan Alonso se marcharon a Venezuela con sus
cuatro hijas, ya que el padre y Juanito se habían ido antes.
Esta foto junto con otra ya he comentado antes, son
las dos únicas fotos en las cuales no conozco a ninguno, incluso ni a mi Hermano Martín. Se que están algunos de los hijos de don José Navarrete, Pepe, Santi o Guillermo, y que también está mi primo Juan Tomas, el hijo de mi tío Juan y mi tía María
Dolores.
El Profesor le puso un buen nombre, "cuanta
chiquillería". Creo que fue muy acertado. Cuanto daríamos a día de hoy, por
ver esa gran cantidad de gente en un acontecimiento similar.
Ezequiel,
Ramón Marín, el inconfundible y Juan Lorenzo, de espaldas. Creo que también esta mi tío Juan y el hijo de Juana María, la Azucena. El niño, si no me equivoco, diría que es el
cuñado de mi primo Francisco.
Como Abanderado, el hijo de Manolo Carrizo. Al
fondo, empezando por la izuierda, Paco, el Marido de Martina, Alfonso Correas, Francisco el de Juan
Rafael y Paco Parrilla. Del resto, no conozco a nadie.
Las autoridades, los maestros don Miguel Torres, don Mariano Sáez y su cuñado Antonio. También Manuel, el de Serafina, Juan Ramón, el Tato, el mulero de Pepe Rodríguez, Amador, Manuel Rodríguez, el que tenia la peluquería en la calle Llana, Pedro Morales León y creo que el Abuelo de mi amigo Paco Garzón, del cual no recuerdo su nombre, pero me lo han recordado, Francisco Garzón Piñar.
Una de las imágenes más conocidas de Jimena. Como cosa curiosa, he de deciros, que posiblemente, sea uno de los pocos
Jimenatos que a día de hoy con sesenta y un año, nunca he llevado una imagen. He
dicho uno de los pocos, porque se dé otro amigo de mi edad que le ha pasado lo
mismo.
Aquí son pocas la personas que conozco. María
Medina, la hija de Vicente Calabuch y la mujer de Martín Barbillas. El lugar
inconfundible, la Carrera. Pasando por delante de la puerta de la tienda del
Bimba. Aquí, hemos de añadir el comentario de Pedro Manuel Viedma Molina, en el que nos dice que la abanderada es Isabelita Molina Cárdenas, la nieta de Juan Alonso Cárdenas y Catarnica Viedma. Una de las hermanas de mi abuela Juana Ramona, por lo que podemos deducir que esta foto se hizo antes de marzo de 1964, que fue la fecha en la que ellas se fueron a Venezuela.
Aquí, no podría poner nombres si tuviese que recurrir a mis recuerdos, pero gracias a María Luisa Amézcua Lanzas, lo puedo hacer. En el centro, Doña Juanita Ramírez ( por el nombre creo que era mi vecina en la calle del Cerrillo), a la derecha Doña Encarna Roa y a la izquierda Doña Juana Medina. Del lugar, quiero intuir que es en la puerta
de don Bartolomé.
En esta ultima foto de esta cuarta entrada, solo conozco a dos personas, Blasi, la del Artista y
Adela, la hija de Fernando el Herrero. Precisamente, recuerdo perfectamente el
día de su boda.
Y puedo seguir gracias a la ayuda externa, otra vez gracias a María Luisa. De derecha a izquierda, Doña Lola la comadrona, Doña Matílde Gámez, Doña Adela, la hija de Fernando el herrero, le sigue la hija de Ginés, Doña Blasi Ortiz, la del artista y Doña Mar Carmen Garrido Torres.
Siempre lo dije, sois la leche. Suelo terminar con lo mismo, dando las gracias y hoy no iba a ser menos. Hoy, toca tanto a María Luisa Amézcua Lanzas, como a María Dolores Ruiz Amézcua, como a Pedro Manuel Viedma Molina. Muchas gracias, porque les falto tiempo para darme datos, y como me han enseñado que es de bien nacidos el ser agradecido, no puede faltar el agradecimiento para todas aquellas personas que hacen que día a día pueda seguir trabajando en el blog gracias a sus aportaciones, ya sean fotografías o datos. Poco a poco, iré haciendo las correcciones oportunas.
Hemos
pasado el ecuador de este bonito material,
espero que os guste.