Ya lo comenté anteriormente fui hijo de hortelano cosa de la
cual estoy orgulloso, lo mismo que el ser de pueblo, fueron dos de las cosas
que siempre dije en cualquier sitio y con la cabeza bien alta.
Por circunstancias de la vida un día decidí, marcharme a la gran ciudad, como
muchos hicimos por aquellos tiempos y es aquí donde viene el dilema, solo fui
hijo de hortelano porque de hortelano nada, eso si estas son mis raíces.
En esta entrada os pondré lo progresos de este modesto hortelano
a lo largo de estos últimos cuatro años. He recurrido a las entradas del huerto
mientras ponemos en orden el material de una de las entradas venideras,
dedicada a unas de las cosas que todos los Jimenatos tienen un gran respeto,
digo lo de ponemos porque gozo de la ayuda de varias personas que saben mucho del
tema.
Han sido para mí estos últimos cuatro años los que estoy aprendiendo
lo que es ser hortelano y la verdad creo que algo he aprendido, quizás lo que
más me ha gustado de todo (además de aprender) es ver como a mis hijas les
gusta cómo se entretiene su padre en el huerto.
Nada de forca, nada de
cavar, nada de rastreo, el tractor de Rafael con sus rejas.
Así lo dejo el tractorista
después de pasar las rejas y la fresa, ahora solo espera a que llueva para
poner el estiércol, el abono y plantar.
Una sorpresa muy agradable
con un reencuentro que lo único que trae siempre son buenos sentimientos. 28 años…3
amigos.
La pequeña Cecilia, ahora que ha venido de vacaciones llevaba a
sus amigos a ver el huerto de su padre, la mayor, Irene, cuando tiene un
momento de tiempo que suele ser muy poco porque trabaja y estudia siempre está
dispuesta para ir, he de decir que ya va entendiendo algo, es una experta
plantando patatas y lechugas, quizás sea por ser nieta de quien es.
Aquí las dos herederas del
huerto, tan diferentes…tan lejanas... pero siempre juntas.
Ella quería aprender y su
padre encantado le enseñaba como se plantaban las lechugas.
Aquí la aprendiza
practicando y como no plantando ensaladas.
Ellos son los que me han
enseñado todo lo que se del huerto Pedro y Marcos. Falta otro de mis maestro
Julio que no estaba el día de la foto.
Así empezamos a plantar las patatas en el 2015, ya hemos aprendido.
Yo le enseñaba como tapar
los surcos.
Y la aprendiza rápidamente
practicaba.
Este era el último y estaba
cansada, había entrado a las diez de la noche para bregar con la sangre y a las
nueve de la mañana estaba plantando las patatas con su padre.
He de reconocer que nos
pusimos para la foto, pero ese recuerdo que me ha caído dentro de esa mochila
que llevo a mis espaldas de aquellos momentos con mi hija es inolvidable, estos
son los momentos que cuentan espero poder repetir.
Este carro ha sido heredado,
pero este es mi medio de trasporte para sacar la producción del huerto, mis
amigos se ríen cuando me ven con él.
Ha sido una de las visitas
que más me ha gustado tener en el huerto, la de mi esposa, después de su
segunda prótesis de cadera.
Ella se ¿recura? viniendo
al huerto y después de la caminata, su silla para descansar, mientras tanto yo
a labrar, habíamos pasado una dura racha y empezábamos a ver el fin.
Era el principio del
huerto.
Aquí ya están empezando a
salir tomates.
Aquí tenemos una panorámica
del huerto a día de hoy, comenzando por la izquierda: patatas, tomates
pimientos, zanahorias, melones, pepinos, calabazas, calabacines, judías, coles,
ajos, guisantes, y tomates para restregar.
Calendario Lunar, fue una
de las cosas que trajeron a casa por Navidad y la verdad es que lo estamos
siguiendo en casi todo, os puedo asegurar que parece que funciona.
Espero que os gusten mis aventuras y desventuras en el huerto.
Esto que para mí ha sido
una gran salida después de que me
hiciesen dejar de golpe mi vida laboral, en él y en mi familia
he encontrado todo lo que
he necesitado después de un cambio
de vida tan drástico, que sinceramente me ha costado
mucho.