jueves, 28 de mayo de 2015

EL HUERTO. Primera parte.

Ya lo comenté anteriormente fui hijo de hortelano cosa de la cual estoy orgulloso, lo mismo que el ser de pueblo, fueron dos de las cosas que siempre dije en cualquier sitio y con la cabeza bien alta.
Por circunstancias de la vida un día decidí, marcharme a la gran ciudad, como muchos hicimos por aquellos tiempos y es aquí donde viene el dilema, solo fui hijo de hortelano porque de hortelano nada, eso si estas son mis raíces.
En esta entrada os pondré lo progresos de este modesto hortelano a lo largo de estos últimos cuatro años. He recurrido a las entradas del huerto mientras ponemos en orden el material de una de las entradas venideras, dedicada a unas de las cosas que todos los Jimenatos tienen un gran respeto, digo lo de ponemos porque gozo de la ayuda de varias personas que saben mucho del tema.
 Han sido para mí estos últimos cuatro años los que estoy aprendiendo lo que es ser hortelano y la verdad creo que algo he aprendido, quizás lo que más me ha gustado de todo (además de aprender) es ver como a mis hijas les gusta cómo se entretiene su padre en el huerto.



Nada de forca, nada de cavar, nada de rastreo, el tractor de Rafael con sus rejas.

Así lo dejo el tractorista después de pasar las rejas y la fresa, ahora solo espera a que llueva para poner el estiércol, el abono y plantar.

Una sorpresa muy agradable con un reencuentro que lo único que trae siempre son buenos sentimientos. 28 años…3 amigos.

La pequeña Cecilia, ahora que ha venido de vacaciones llevaba a sus amigos a ver el huerto de su padre, la mayor, Irene, cuando tiene un momento de tiempo que suele ser muy poco porque trabaja y estudia siempre está dispuesta para ir, he de decir que ya va entendiendo algo, es una experta plantando patatas y lechugas, quizás sea por ser nieta de quien es.

Aquí las dos herederas del huerto, tan diferentes…tan lejanas... pero siempre juntas.

Ella quería aprender y su padre encantado le enseñaba como se plantaban las lechugas.

Aquí la aprendiza practicando y como no plantando ensaladas.

Ellos son los que me han enseñado todo lo que se del huerto Pedro y Marcos. Falta otro de mis maestro Julio que no estaba el día de la foto.


Así empezamos a plantar las patatas en el 2015, ya hemos aprendido.

Yo le enseñaba como tapar los surcos.

Y la aprendiza rápidamente practicaba.

Este era el último y estaba cansada, había entrado a las diez de la noche para bregar con la sangre y a las nueve de la mañana estaba plantando las patatas con su padre.
He de reconocer que nos pusimos para la foto, pero ese recuerdo que me ha caído dentro de esa mochila que llevo a mis espaldas de aquellos momentos con mi hija es inolvidable, estos son los momentos que cuentan espero poder repetir.

Este carro ha sido heredado, pero este es mi medio de trasporte para sacar la producción del huerto, mis amigos se ríen cuando me ven con él.

Ha sido una de las visitas que más me ha gustado tener en el huerto, la de mi esposa, después de su segunda prótesis de cadera.

Ella se ¿recura? viniendo al huerto y después de la caminata, su silla para descansar, mientras tanto yo a labrar, habíamos pasado una dura racha y empezábamos a ver el fin.

Era el principio del huerto.


Aquí ya están empezando a salir tomates.


Aquí tenemos una panorámica del huerto a día de hoy, comenzando por la izquierda: patatas, tomates pimientos, zanahorias, melones, pepinos, calabazas, calabacines, judías, coles, ajos, guisantes, y tomates para restregar.

Calendario Lunar, fue una de las cosas que trajeron a casa por Navidad y la verdad es que lo estamos siguiendo en casi todo, os puedo asegurar que parece que funciona.


Espero que os gusten mis aventuras y desventuras en el huerto.
Esto  que para mí ha sido una gran salida después de que me
hiciesen dejar de golpe mi vida laboral, en él y en mi familia
 he encontrado todo lo que he necesitado después de un cambio
de vida tan drástico, que sinceramente me ha costado

 mucho.

domingo, 10 de mayo de 2015

HUERTO.


No podíamos dejar pasar por alto esta faceta mía la de ser hijo de hortelano, cosa de la que siempre estuve orgulloso, cuando era muy pequeño  pasaba los veranos en una huerta de mis abuelos maternos y más tarde acudiendo siempre que mi padre me necesitaba a los famosos tablares,  bien a regar a coger a plantar a sacar las papas, a lo que tocase, creo que es de esto de lo que me ha venido a mi esta afición y fue  aquí  un  30 de  septiembre 2002  en mis largas charlas con mi madre, cuando  venía de trabajar, o en casa, o  cuando paseábamos por la tarde por la calle cuando Juana   le encantaba  comentarme  aquellas cosas reviviendo sus recuerdo y como no yo la escuchaba con gran atención y luego tomaba nota.
Uno de sus comentario fue sobre la vida de los veranos en la huerta,  (yo la escuchaba con mucha cura como se dice por esta tierra y fue desde aquel momento  cuando yo empecé a hacerme la idea de que sería muy interesante empezar a revivir aquellos tiempos de los cuales no recuerdo nada pero sí que ella y mis hermanos en más de una ocasión me habían comentado, fue finales de 2009 cuando empezamos con esa aventura, ya tenemos el huerto, al principio como con todo muchos fracasos, pero poco a poco y después de que me quitaran de trabajar de un plumazo el huerto ha sido mi salvación, disfruto como un condenado, hago lo que quiero, siembro lo que me da la gana y este ha sido el refugio de una persona que llevo durante mucho tiempo una vida muy ajetreada en la gran ciudad y que después de dejar la gran ciudad paso a ser pueblerino y a la vez hortelano, cuento en los huertos con un grupo de amigos con los cuales me rio un monto  y a la vez me han enseñado todo lo que se de estos menesteres, nunca pensé que disfrutaría tanto.
Esta será una entrada en la que poco a poco iré desgranando lo que son estos años de hortelano, enseñando parte de lo que ha sido mi vida en el huerto en estos años, con mi gente y mis visitas,  poco a poco os iré poniendo fotos de los diferente momentos, algunos por cierto muy interesantes para mí. 



Era a primeros de Enero del año 2010, con un escardillo, un rastrillo y una forca, cuando comienza mi andadura con el huerto.

Eran solo los fines de semana, en nuestras subidas y bajadas a Salou, cuando aprovechaba para poco a poco, ir cavando y preparando la tierra para plantar.


Así estaba todo cuando empezábamos, solo tenía trabajo, pero lo principal de todo era que el hortelano tenía mucha ilusión y poco a poco aquello fue tomando forma y la verdad me costó,  pero siempre pensé que me costaría más.


Como podéis ver, en el huerto del nieto de Sebastiana (la de la ensala) no podían faltar las ensaladas y haciendo honor a mi abuela,  fueron ensaladas lo primero que se plantó en el huerto, junto con ajos, cebollas, coles y coliflores.


Fue una de las primeras plantadas de la patatas, como podréis ver éramos muchos números, había venido mi yerno de Múnich y no quisieron perdérselo, la verdad lo pasamos muy bien, tanto Isabel, como mi consuegro José, como Toni y Cecilia, era la primera vez que se veían en una como esta, fue un rato muy agradable, aunque eso si faltaba mi mayor que estaba trabajando y que más tarde con la ausencia de su hermana en España, seria ella la que se hizo una hortelana de caliu.


Como podréis ver también participó Isabel, fue la encargada de cortas algo que como luego hemos ido aprendiendo tiene su que, aquí como éramos aprendices lo hicimos a nuestra manera.



Aquí he de reconocer que parecía un profesional, pero la verdad es que no tenía ni idea, más tarde en más de una ocasión comentándolo con los sabios, nos hemos reído de lo que hicimos, metimos más del doble de patatas de las que teníamos que haber metido, pero eso era el no saber.



Aquí ya iba pareciendo un huerto, como podréis ver Isabel  también cooperaba la podéis ver regando, algo que nunca había hecho en su vida, pero tanto ella como yo disfrutábamos, ella por hacerlo y yo por verlo, quien me iba a mí a decir que me vería así, jamás lo hubiese pensado pero esto duro poco luego tuvo que dejar de ir puesto que los mosquitos se la comían, una vez tuvimos que ir al médico.



Ya habíamos sacado las patatas , habíamos plantado judías, pepinos y la que hacía tiempo que no venia, apareció en el huerto Cecilia, como se puede ver esta sí que tiene poca pinta de hortelana, con sandalias y con el móvil,  su madre se reía de verla.


Aquí esto ya parecía un huerto, estamos Isabel y yo cogiendo tomates berenjenas y pimientos nos iríamos a Salou a dormir para el día siguiente salir para Cartagena  a devolver una deuda de muchos años, vedad amigo Gil.



Esta foto seguro que os suena yo en plena faena, más de un conocido o conocida del trabajo me dijeron, que la cambiase que siempre me veían doblado, recordándole cuando estaba doblado con mis famosos problemas de la mi bisagra por la fábrica.


Aquí con una de  mis herramientas la Forca, intentando preparar la tierra, aunque he de deciros que a medida que han pasado los años nos hemos modernizado y es el tractor el que hace lo más duro.

Bueno voy a cortar por hoy esta entrada, he de comentaros que desde que este blog tiene vida, no habían pasado tantos días sin entradas, por mi situación familiar tuve que parar.
Con esta entrada retomo,  algo que me encanta, con algo que me da vida que es el huerto, que junto con mi familia es lo que me hace ser feliz,  a pesar de la embestidas que nos da esta perra vida.

Espero que os guste pronto.